El Adviento significa venida, la venida de Jesús hecho hombre por amor a la humanidad. Durante toda mi estancia en el monasterio, las religiosas mayores me fueron enseñando que este tiempo es una oportunidad muy especial para poder limpiar mi alma de todo aquello que obstaculiza mi cercanía a Dios, ya que es un tiempo de conversión, el ser humano por naturaleza tiende siempre a escoger el camino errado y por ello sucumbe continuamente en faltas de amor a Dios y al prójimo, apartándonos de la unión con él, y también de la fraternidad con las personas que nos rodean.
Al respecto es muy fácil reconocer cuando nos dejamos llevar por el espíritu del mal, por ejemplo ¿Cuántas veces no hemos tenido paciencia frente a una palabra ofensiva y quizás devolvimos de la misma manera? ¿Cuántas veces hemos dejado pasar varias oportunidades de ser generosos frente a una necesidad comunitaria dejándonos llevar por nuestra comodidad?, ¿Cuántas veces hemos perdido el tiempo dejándonos llevar por la pereza?, entonces el Adviento es un tiempo de enderezar el camino torcido, es decir todo lo que está en contradicción con las exigencias que Dios nos enseña a través de su palabra. Que este tiempo de adviento sea un tiempo de reconciliación para que recibamos a Jesús y esté siempre con nosotros en el pesebre fraterno de nuestros corazones.
Sor María Inmaculada Cárdenas O. P.