Nuestra Historia
Cuando los españoles llegaron al valle de Arequipa, en 1540, la única orden religiosa que llegó al Perú desde los inicios de la conquista fue la Orden Dominica y con ellos llegó también la evangelización. Fue entonces que, dentro de la ciudad, se sentía la necesidad de fundar un convento para religiosas de clausura, (única modalidad de vida religiosa femenina que tenía vigencia en aquel entonces), es así que en 1559 el Cabildo de Arequipa, procedió a iniciar las gestiones del caso para la fundación de dicho monasterio, Todo este proyecto se llegó a concretar en 1568, acordando que estaría dedicado a Santa Catalina de Sena y bajo el nombre de “Nuestra Señora de Gracia”.
Al ser ya constituida esta obra, se congregaron allí algunas devotas mujeres, para vivir entregadas a la oración, a manera propiamente de un beaterio, ya que no llenaba aún todos los requisitos conventuales necesarios, no obstante, comenzó también a funcionar aquí la primera escuela para niñas y señoritas que tuvo Arequipa, a cargo de las buenas beatas allí reunidas. Posteriormente, el Virrey D. Francisco de Toledo concedió el permiso, primero de palabra, y concretizándolo el 7 de Enero de 1576 por medio del decreto respectivo.
Pero fue sobre todo por una dama admirable, doña María Álvarez de Carmona y Guzmán, viuda, distinguida, aún joven, muy hermosa, y de clara inteligencia que, con sus 30 años, había frecuentado las predicaciones de la primera misión de los P.P. Jesuitas, sintiendo un llamado inexplicable pero muy apremiante a consagrarse a Dios en el nuevo Monasterio, decidió ceder todos sus bienes, es decir su casa y dinero (patrimonio de su vida conyugal), mediante una escritura otorgada, para la plena constitución de esta comunidad religiosa y junto con su hija, se consagraron a Dios, y así quedó ella como la Madre Fundadora, fijando esta la fecha de fundación para el 10 de septiembre de 1579
